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martes, 8 de noviembre de 2011

Raíces del cristianismo

Raíces judaicas

Jesús y sus primeros discípulos fueron judíos. El cristianismo continuó utilizando las Escrituras Hebreas, convirtiéndose el Tanaj en lo que hoy se conoce como el Antiguo Testamento. Aceptando muchas doctrinas fundamentales del judaísmo, como el monoteísmo, el libre albedrío (en algunos de sus seguidores) y el Mesías, término hebreo usualmente traducido como mesías en español, el cual es equivalente a Cristo (Cristos "[el] ungido" en griego).


Relaciones con el mundo helenista

La Tierra de Israel fue sumamente disputada por los antiguos imperios, debido en gran parte a su ubicación geográfica. Estaba en medio de dos grandes rutas comerciales: Egipto y Mesopotamia, Arabia y Asia menor. Alejandro Magno derrotó a los persas y luego se adueñó de Palestina. Tras la muerte de Alejandro (323 a.C.), Ptolomeo I se posesiona de Egipto, Seleaco I(1) se adueña de Asiria y nuevamente Palestina queda en discordia. Recordando la ideología de Alejandro, que era de unir a toda la humanidad bajo una misma civilización de tonalidad marcadamente griega (fusión denominada Helenismo). Esta fusión combinaba elementos griegos con otros tomados de las civilizaciones conquistadas, aún variando de región en región. Esto le dio una unidad a la cuenca del Mediterráneo, que serviría a la expansión del imperio romano y al cristianismo o predicación del evangelio. Para los judíos el helenismo era una amenaza para su religión, pues la filosofía helenística era materialista. La presión del helenismo era constante y la fidelidad de los judíos a su Dios y a sus tradiciones también. Esta presión desató una rebelión por una parte de los judíos macabeos, quienes se rebelaron contra el helenismo de los seléucidas, quienes pretendían imponer sus ideales. Luego en la historia se presenta el romano Pompeyo en el 63 a. C. quien toma Palestina deponiendo al último de los macabeos Aristóbulo II. La política romana era tolerante a la religión y las costumbres de los pueblos conquistados.
Herodes I hizo todo lo posible por introducir el helenismo, a tal grado que intentó colocar un águila en la entrada del Templo de Jerusalén, lo cual provocó una rebelión nuevamente, que se sofocó con dos mil crucifixiones. Durante este tiempo existían grupos religiosos; los fariseos que eran un partido del pueblo y no gozaban de las ventajas materiales que otorgaban el régimen romano y el helenismo, también velaban por cumplir la ley en los momentos difíciles, creían en la resurrección y en la existencia de los ángeles. Los saduceos eran el partido de la aristocracia, cuyos intereses le llevaban a colaborar con el régimen. Eran aristócratas y conservadores, no creían en la resurrección ni en los ángeles. Los zelotes eran el partido que se oponían tenazmente al régimen romano, y siguió existiendo aún después de las atrocidades. Jesús y los apóstoles estaban más cerca de los fariseos en la doctrina (Jesús no los criticó por ser malos judíos, sino porque en su afán de cumplir la ley se olvidaban de los seres humanos). Todos los partidos y todas las sectas tenían algo en común; compartían el monoteísmo ético y la esperanza escatológica.
  • El monoteísmo ético: Creencia en un solo Dios. Dios requiere algo más que un servicio apropiado, requiere la justicia entre los seres humanos (aunque la justicia la interpretaban cada grupo de manera distinta), honrar a Dios con toda la vida misma.
  • La esperanza escatológica: Guardaban la esperanza mesiánica, creían firmemente que el día llegaría cuando Dios interviniera en la historia de Israel y el cumplir un reino de paz y Justicia. Estas fueron las bases para el cristianismo, ya que ayudaron a su expansión por todo el Imperio romano.
El cristianismo también continuó con muchos de los patrones encontrados en el judaísmo de la época de Jesús, como la adaptación de la forma litúrgica de la adoración en la sinagoga a la iglesia o templo; la oración; la utilización de las sagradas escrituras; un calendario religioso; el uso de la música en himnos y oración; además de disciplinas como el ayuno. Los cristianos adoptaron inicialmente las traducciones griegas de las escrituras judías, conocidas como la Septuaginta, como su propia Biblia, y más tarde se canonizaron muchos de los libros del Nuevo Testamento.


Inicios del cristianismo

El cristianismo comenzó entre un pequeño número de judíos. En el libro de los Hechos de los Apóstoles 1:15 se mencionan cerca de 120. En el siglo III, el cristianismo creció hasta convertirse en la congregación dominante en el norte del mundo mediterráneo. También se extendió de forma importante al este y al sur del Mediterráneo. Esta sección examinará aquellos primeros 300 años.
Los hechos que acontecieron en los primeros años del cristianismo se relatan en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Actualmente se cuestiona la veracidad de estos relatos debido a la gran proliferación de libros falsos sobre los Hechos (o Actos) de los apóstoles que abundaban durante el cristianismo primitivo.


La Iglesia cristiana primitiva

El concepto "judeocristianos primitivos" es utilizado a menudo al discutir sobre el cristianismo primitivo. Jesús, sus doce apóstoles, los ancianos y la mayor parte de sus seguidores eran judíos. Así como los 3,000 convertidos en Pentecostés luego de la crucifixión descrita en los Hechos de los Apóstoles 2, donde todos los judíos, prosélitos y todos los convertidos al cristianismo eran no gentiles antes de la conversión del oficial romano Cornelio por Simón Pedro en Hechos 10, quien es considerado según la tradición como el primer gentil en ser convertido al cristianismo. La más grande división en el cristianismo antes de ese tiempo se presentó entre los judíos helenísticos y no helenísticos o los de habla griega y los de habla aramea (Hechos 6). Sin embargo, después de la conversión de Cornelio y su aceptación como cristiano, ahora existía otro grupo, los cristianos gentiles. Como un movimiento escatológico, anticiparon que los gentiles se transformarían al Dios de Israel como lo profetizaba Isaías en los versículos 56:6-8. El Nuevo Testamento no utiliza el término "gentil-cristiano" o "judío-cristiano", en cambio Pablo escribe en contra de aquellos quienes estaban circuncidados, quienes se separaban de los no circuncisos: "En esta nueva naturaleza, no hay griego ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro, escita, esclavo ni libre, sino que Cristo está en todo y en todos" (Colosenses 3:11).
Circuncisos y no circuncisos se interpretan generalmente como judíos y griegos respectivamente, siendo estos últimos quienes predominaban. Sin embargo, esto es una simplificación excesiva de la provincia de Judea del siglo I debido a que existían algunos judíos que no seguían circuncidándose, y que algunos griegos (llamados prosélitos o judaizantes) sí lo hacían además de otros tales como egipcios y etíopes.


Separación respecto de núcleos importantes del judaísmo


Pablo de Tarso.
La Epístola a los Gálatas de Pablo da vigorosa distancia entre aquellos que podrían "forzar a los gentiles a seguir las costumbres judías". Escribe en fuertes términos que si los gentiles mantienen estas costumbres como una obligación, y están circuncidados, entonces "Cristo no les servirá de nada" (5:2) y si no fuera así, y estos decretos fueran un requerimiento, entonces "Cristo habría muerto en vano" (2:21).
Pablo dice en esta carta, y en otras más, que este mensaje no va en contradicción con los doce apóstoles. Sin embargo, a él se le envió para el bien de aquellos que no estaban circuncidados, así como Pedro fue enviado a aquellos circuncidados, tal como lo escribe en Gálatas 2:7-9:
"Al contrario, reconocieron que a mí se me había encomendado predicar el Evangelio a los gentiles, de la misma manera que se le había encomendado a Pedro predicarlo a los judíos. El mismo Dios que facultó a Pedro como apóstol de los judíos me facultó también a mí como apóstol de los gentiles. En efecto, Santiago, Pedro y Juan, que yo había recibido, nos dieron la mano a Bernabé y a mí en señal de compañerismo, de modo que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los judíos".
Apoyando la visión que Pablo no actuaba independientemente, el Concilio de Jerusalén, de acuerdo aHechos de los Apóstoles 15, determina que la circuncisión no era un requerimiento a los nuevos convertidos, pero los aconseja de evitar "El sacrificio a los ídolos, de sangre, de la carne de animales estrangulados y de la inmoralidad sexual". La base de estas prohibiciones es expresamente clara, Hechos 15:21 dice: «En efecto, desde tiempos antiguos Moisés siempre ha tenido en cada ciudad quien lo predique y lo lea en todas las sinagogas todos los sábados» (NVI); que significa que estas medidas están basadas en la Ley de Moisés. Algunos interpretan esto como que los gentiles son instruidos a obedecer estas cosas, no como un principio de ley, sino para no ofender a aquéllos entre quienes se vive, los que están bajo la instrucción de ancianos en las sinagogas. Otros argumentan que el pequeño conjunto de requerimientos impuestos en los gentiles cristianos por el concilio no eran escogidos arbitrariamente, sino que corresponden a enseñanzas fariseas con respecto al pacto con todas las naciones, con su padre común Noé, que luego se llamaron Leyes de Noé.
Pablo frecuentemente chocaba con un grupo de "cristianos judaizantes". En 2 de Corintios 11:5 y 12:11 llamaba a sus oponentes «preclaros» y «eximios» apóstoles. Le escribe a los gálatas describiendo como él reprende a Pedro en público por sus acciones debido a que hacía pensar que la adherencia a Cristo incluía el respeto a las leyes dietarias. Sin embargo, los requerimientos de la ley en la ética, son claramente mantenidos por Pablo, en oposición a los términos culturales, tal y como son entendidos por la interpretación de la corriente principal del cristianismo.
El Nuevo Testamento hace mención de que Pablo era un observante de la ley por el bien de los judíos. En Hechos 16 él personalmente circuncida a Timoteo, un griego, cuyo padre era griego, debido a que su madre era de fe judía y en Hechos 21 Santiago reta a Pablo sobre el rumor que él enseñaba rebelión en contra de la ley. Pablo siguió el consejo de Santiago de ir al Templo de Jerusalén, sin embargo, cuando gente de Asia menor (el hogar de Pablo) lo vio, comenzó una revuelta de proporciones.
El uso (o abuso, como dicen los tradicionalistas) de inventar una separación radical entre el cristianismo y todas las cosas que los judíos frecuentemente destacaban, comenzó en los primeros tiempos y a través de toda la historia de la iglesia cristiana. El Marcionismo, un movimiento del siglo II, todavía llamada la "más peligrosa" herejía jamás confrontada por la Iglesia Cristiana, rechazaba a los Apóstoles, e interpretaban un Jesús quien rechazaba la Ley de Moisés usando diez epístolas paulinas y el Evangelio según Lucas. Las tendencias modernas que aseguran que el Antiguo Testamento no contiene instrucción válida para los cristianos de hoy o aseguran que la "libertad en Cristo" de Pablo son llamadas antinomianismo, aunque es muy común, todavía son condenadas bajo el nombre de Marcionismo.
Muchos estudiosos modernos se preguntan qué pasó a aquellos que requerían la circuncisión para los gentiles convertidos. Refiriéndose a los apóstoles "no paulinos" como nazarenos (Jacobo, Pedro, y Juan), estos estudiosos han juntado evidencias que los judíos cristianos crecieron y prosperaron por un tiempo en Judea y en las áreas que la rodean. Posteriormente se convirtieron a grupos tales como los Ebionistas, quienes son llamados derogativamente re-judaizantes quienes rechazaban el movimiento cristiano que se había desarrollado entre los gentiles. En otras palabras, creían que la quiebra entre Pablo y otros apóstoles era radical y permanente. Estas perspectivas controversiales tienen un fuerte respaldo entre la academia moderna.


Final de la etapa apostólica

Hacia el año 62, el sumo sacerdote del judaísmo, Ananías, hizo arrestar a Santiago, que encabezaba la Iglesia de Jerusalén y le ajustició. Uno de sus hermanos, Simón, fue llamado a sucederle, pero la situación política de Israel se agravaba y los conflictos internos del judaísmo eran cada día mayores. Se cree que Pablo fue decapitado y Pedro fue muerto crucificado boca abajo en Roma durante la persecución por parte de Nerón. Al final del siglo I, de los apóstoles originales vivía tan solo Juan, que se había trasladado a Éfeso, cuya iglesia se considera madre de muchas de Asia Menor y Grecia, donde se manifestaban brotes gnósticos.
Con el emperador Vespasiano, el cristianismo siguió extendiéndose, hasta que en el año 90 con el imperio bajo el emperador Nerva (de quien dice su biógrafo Xifilino que «no permitió que se acusase a nadie por haber observado las ceremonias de la religión judaica o haber descuidado el culto de los dioses»), pudo regresar Juan a Éfeso, y pocos años después falleció, a edad muy avanzada. Con su muerte (hacia el año 100) concluye la etapa apostólica.
La Didajé y otros escritos de los Padres Apostólicos documentan las principales prácticas de la iglesia primitiva.


Mártires del siglo I

  • Esteban el primer mártir.
  • Santiago el Mayor, apóstol.
  • Pablo de Tarso, apóstol.
  • Simón Pedro, apóstol.
  • Onésimo, discípulo de Pablo
  • Ignacio de Antioquía, discípulo de Pedro y primer arzobispo de Antioquía después de él.
  • Tecla de Iconio, discípula de Pablo, primera mártir.
  • Apolinar de Rávena, obispo.
  • Feliciano de Córdoba.
  • Pedro de Rates, obispo de Braga.
  • Marciano de Siracusa, obispo.


Los apologistas

  • Justino Mártir, convertido de la filosofía griega.
  • Atenágoras de Atenas
  • Apolonio
  • Teófilo de Antioquía
  • Melitón de Sardes
  • Lactancio
  • Minucio Félix


Los escritos

Los primeros cristianos produjeron durante la historia muchos cánones importantes y otras obras literarias descritas dentro de la organización de la Iglesia Cristiana. Una de las primeras de éstas es la Didaké, el cual es normalmente fechado a finales del primer o inicios del segundo siglo.
Las Actas de los mártires recogen las actas de los procesos judiciales contra los cristianos, relatos de testigos y leyendas varias sobre los primeros mártires del cristianismo.


Primeras herejías

Las disputas de doctrinas comenzaron en los inicios del cristianismo. La iglesia cristiana organizó concilios para resolver estos asuntos. Los concilios que representan a toda la iglesia cristiana fueron llamados concilios ecuménicos. Algunos grupos fueron rechazados por herejes, como por ejemplo:
  • Simonianismo
  • Nicolaísmo
  • Judaizantes
  • Gnosticismo
  • Marcionismo
  • Montanismo
  • Adopcionismo
  • Mandeanismo
  • Monarquianismo
  • Nestorianismo
  • Apolinarismo
  • Arrianismo
  • Docetismo
El Arrianismo fue una herejía muy peligrosa. Básicamente, Arrio (discípulo del obispo Pablo de Samosata) era un líder entre los cristianos quien tenía un entendimiento muy particular del movimiento trinitarista, reflejando la divinidad natural de Cristo. Aunque muchos de los escritos de Arrio fueron destruidos por el emperador Constantino, podemos inferir que los argumentos de Atanasio de Alejandría contra Arrio, dan alguna idea del movimiento.
La hipótesis de Arrio, era que Jesús fue creado por Dios (como en, "Hubo un tiempo donde el Hijo no lo era"), y por ende, era secundario a Dios. Su texto de prueba primaria era Juan 17:3. Por su parte, la posición de la ortodoxia (por ejemplo el Concilio de Nicea) era que Jesús fue y siempre ha sido divino, y tiene una naturaleza divina junto con el Padre y el Espíritu Santo: La Santa Trinidad. Eso era lo que San Atanasio defendía, y que le costó cinco destierros.


Gnosticismo

Un movimiento filosófico-religioso griego conocido como gnosticismo se había desarrollado casi al mismo tiempo que el cristianismo. Muchos seguidores de este movimiento fueron también cristianos y enseñaban una síntesis de los dos sistemas de creencias. Esto produjo una gran controversia en la iglesia primitiva.
Las interpretaciones gnósticas diferían de la corriente principal del cristianismo, debido a que cristianos ortodoxos toman una interpretación literal de los evangelios como las correctas, mientras que los gnósticos tienden a leerlas como una alegoría; debido a esto la rama ortodoxa atrajo un mayor número de adherentes...


Religiones competidoras

El cristianismo no era la única religión que buscaba creyentes en el siglo I. Los historiadores modernos del mundo romano, a menudo ponen interés en lo que ellos llaman religiones mistéricas o cultos mistéricos que comenzaron en el último siglo de la República Romana y se fueron incrementando durante los siglos del Imperio romano. Autores romanos, tales como Tito Livio, comentan la importación de "dioses foráneos" entre las calles del estado romano. El judaísmo también recibe creyentes y en algunos casos evangelizaron activamente. El Nuevo Testamento refleja una clase de personas a quienes se les refiere como 'creyentes en Dios' quienes se piensa que son gentiles convertidos, quizás aquellos quienes no se habían circuncidado; Filón de Alejandría hace explícito el deber de los judíos de recibir a los nuevos creyentes.


Mitraísmo

La adoración de Mitra (conocido como Mitraísmo) se desarrolló en el ejército romano durante el siglo I AC, aunque se desconoce cómo se originó esta religión mistérica, parece tener poco que ver con el Zoroastro Mitra. Debido a que se desarrolla entre un grupo de gente altamente móvil (soldados profesionales) se disemina rápidamente a las regiones apartadas del imperio. Se convierte prontamente en la más popular de las religiones mistéricas, y a comienzos del siglo III los emperadores en Roma la apoyaban, ya que era la religión que favorecía su régimen.
Se piensa a menudo que esta religión tiene su origen último en el culto a Mitra, una deidad conectada a formas populares de Zoroastrismo. Sin embargo, es importante hacer notar que aunque el primer zoroastrismo es estrictamente dualista y el moderno zoroastrismo es monoteísta, ninguno de los dos incluye a Mitra en su cuerpo doctrinal.
Al final del siglo III, los cultos populares de Apolo y Mitras habían comenzado a emerger en el sincretismo conocido como Mitras Sol Invictuso simplemente Sol Invictus (el sol invicto, un término también utilizado en otros cultos), y en 274 el emperador Aureliano hace de esta forma de adoración algo oficial.
Después del decreto de Teodosio en 391, y su subsecuente supresión, muchos seguidores de esta religión se convirtieron en iglesias cristianas (tales como Notre-Dame du Taur, y la Iglesia de San Clemente); éstas a menudo se dedicaban al arcángel Miguel.


Mandeísmo

Los mandeanistas eran una religión gnóstica la cual reverenciaba a Juan el Bautista en vez de a Jesús. De acuerdo a la leyenda, el profeta Mani era mandeísta.


Maniqueísmo


El maniqueísmo era una de las mayores religiones antiguas. Aunque su forma organizada se encuentra casi extinta hoy, un revivamiento se ha intentado bajo el nombre de neomaniqueísmo. Sin embargo, la mayoría de los escritos de su fundador el profeta Mani se han perdido. Algunos estudiosos argumentan que su influencia continúa sutilmente mediante Agustín de Hipona, quien se convirtió al cristianismo desde el maniqueísmo y que sus escritos continúan siendo de gran influencia entre teólogos católicos y protestantes (recordemos que Martín Lutero fue un monje agustino).
La religión fue fundada por Mani, quien se dice que nace en el occidente del Imperio persa y vivió aproximadamente entre los años 210 y 275. El nombre Mani es más un título de respeto más que un nombre personal. Este título fue asumido por el fundador mismo y reemplazó completamente su nombre personal de tal forma que no se conoce su nombre preciso. Mani fue influenciado por el mandeísmo y comenzó a predicar en una edad temprana. Se declaraba como el Paráclito, como se promete en el Nuevo Testamento: el Último Profeta y Sello de los Profetas que finalizaban la sucesión del hombre guiado por Dios e incluían figuras tales como Zoroastro, Hermes, Platón, Buda, y Jesús.
El maniqueísmo recoge elementos de las sectas dualistas, así como del mitraísmo. Sus creyentes hicieron muchos esfuerzos para incluir todas las tradiciones religiosas conocidas en su fe. Como resultado, preservaron muchos trabajos apócrifos cristianos, como Hechos de Tomás, que de otra forma se hubiese perdido. Mani se empeñaba en describirse como un "discípulo de Jesucristo", pero la iglesia ortodoxa lo rechazó como hereje.


Siglos II y III


Orígenes.
En el segundo siglo de nuestra era numerosos eruditos comenzaron a producir escritos que nos ayudan a entender la forma en que se desarrolló el cristianismo. Estos escritos se pueden agrupar en dos grandes categorías, trabajos dirigidos a una amplia audiencia de eruditos no creyentes y trabajos dirigidos a aquéllos que se consideraban cristianos. Los escritos para los no creyentes se llamaban usualmente apologéticos en el mismo sentido que el discurso dado por Sócrates en su defensa ante la asamblea ateniense, llamada Apología cuya palabra en griego significa más "discurso para la defensa" que la denotación moderna más limitada de "declaración expresando arrepentimiento". Los apologistas, como se conoce a estos autores, hacen una presentación para clases educadas de las creencias cristianas, a menudo asociadas con un ataque de las creencias y prácticas de los paganos. Otros escritos tienen el propósito de instruir y amonestar a los hermanos cristianos. Muchos escritos de este período, sin embargo, sucumbieron a la destrucción de la Iglesia católica primitiva como herejías, o en desacuerdo con su mensaje. Aún así, hoy en día se han encontrado escritos como el Evangelio de Tomás en 1945.
Durante este período el gobierno de la iglesia cristiana toma una forma jerárquica que se asemeja al gobierno romano.


Siglo IV

Muchos escritos de este período fueron traducidos en los libros de los Padres Nicenos y post Nicenos.

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